Las principales discográficas demandadas en Canadá por piratear música

2-1-2009


Como comentaba en un artículo anterior (ver aquí), el mensaje que proclaman las multinacionales de la industria audiovisual y los gobiernos de los distintos países con tanta alarma y desesperación no es más que un disfraz para mantener un status quo que hace que sean ellos los que tienen el poder y la riqueza (sobre ciudadanos y músicos) perpetuando un sistema anacrónico e inaceptable que impide el progreso con la instauración de nuevas prácticas comerciales adaptadas a los tiempos y medios tecnológicos actuales. En este artículo vamos a ver un ejemplo que no deja lugar a dudas sobre la hipocresía de su mensaje y el nulo interés que tienen estas organizaciones en esas palabras tan eufónicas y grandilocuentes como "cultura", "artes", "creación", "música", etc.

SONY BMG Music (Canada) Inc., EMI Music Canada Inc., Universal Music Canada Inc., Warner Music Canada Co., las cuatro empresas que siempre están poniendo el grito en el cielo amenazando con el fin de la cultura, del cine, de la música y de toda expresión artística cual Evangelio de San Juan anunciando el Armagedón, junto a las dos principales empresas que supuestamente "representan" los derechos de los autores en Canadá, Canadian Musical Reproduction Rights Agency Ltd. y Society for Reproduction Rights of Authors, Composers and Publishers (SODRAC) Inc. (léase en España SGAE, Promusicae o DAMA) han sido demandadas en Canadá por utilizar canciones de autores sin permiso ni pago a los mismos. Las mismas empresas que presionan a los gobiernos para que corten Internet a la gente e impongan multas inmensas por descargar canciones de Internet son acusadas ahora, pero no de usar la música para escucharla sin pagar (como haría un usuario normal), sino para lucrarse con esa música por la que no paga al autor (lo cual en España está tipificado como delito de forma explícita y clara).

Michael Geist, profesor de Derecho en la Universidad de Ottawa, en Canadá, donde ostenta la Cátedra de Investigación de Canadá en Internet y Legislación en Comercio Electrónico, explica los detalles en su blog y en el periódico The Star, donde es columnista.

Parece que desde 1980 estas empresas tienen una lista de canciones (de más de 300.000 canciones) que eran incluidas en los éxitos recopilatorios y por las que aún no han pagado derechos de autor ni obtenido autorización de los creadores. La razón por la que no pagaban no se puede atribuir a que el cantante en cuestión sea desconocido o difícil de localizar, pues ser complicado decir eso de artistas como Beyoncé o Bruce Springsteen. Parece que es más rentable no pagar que pagar, sencillamente.

Teniendo en cuenta que cada canción se valora en más de 20.000 dólares (una cifra absurda, pero se calcula de la misma forma que cuando ellos se lo cobran a un usuario que descarga una canción de Internet), se calcula que podrían tener que pagar unos 6000 millones de dólares, que es dinero que los artistas han dejado de ganar... ¿Quién es el que está matando el arte al no pagar a los artistas?...

Los artistas agrupados en esta demanda de clase (todos se juntan para hacer una demanda conjunta) también van a pedir también indemnización por daños punitivos (según la definición de Gustavo Arballo, profesor de Derecho en la Universidad Nacional de la Pampa, Argentina, "en casos donde hay una intencionalidad calculadamente desaprensiva en el actuar del responsable, donde hay una reprochabilidad calificada, se imponen, conjuntamente con la indemnización reparatoria estos daños punitivos") argumentando que "la conducta de las compañías discográficas defendidas es agravada por su estricta e implacable forma de imponer sus intereses de copyright contra los consumidores". Es decir, dada la hipocresía y mala fe de las discográficas que perseguían sin piedad al consumidor por violar sus copyright cuando las mismas discográficas se estaban lucrando por canciones cuyo copyright llevaban años rechazando pagar a sus autores, los autores están diciendo que ahora van a pedir una pena extra, además de la indemnización, para que escarmienten. Creo que este caso, que ya viene desde hace más de 30 años, deja claro que los artistas y sus intereses son unos y los de las discográficas son otros, o mejor dicho, otro: ganar dinero a costa de quien sea y con cualquier excusa, la música es una excusa tan buena como cualquier otra mientras haya dinero que ganar...

Igual que este caso, hay muchas más noticias que todas confirman lo mismo, que las discográficas no se resignan a ser lo que son actualmente: un anacronismo innecesario cuyo poder se les va de las manos ahora que el autor puede vender su música y hacerse conocer directamente al usuario a través de un sitio web. Las discográficas son empresas y su único fin es ganar dinero. Hay que tener esto muy claro porque todo el discurso de "la cultura se muere", "no se harán más discos", "los creadores se quedarán sin trabajo", etc. son falacias sin dato alguno que las sustente. Sin embargo, los datos al contrario sí que existen e indican que las descargas por Internet no perjudican en absoluto a las ganancias tanto del cine como de la música, como mencionaba en otro artículo aquí.

Las industria discográfica debe renovarse para adaptarse a las Nuevas Tecnologías en vez de empecinarse en continuar en el siglo pasado, o morir. Mejor lo segundo, así el músico trataría directamente con el usuario y los precios para todo el mundo se reducirían a la vez que aumenta la transparencia y la libertad de todos.

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